Del marketing transacional al marketing relacional


En el mundo de la empresa, con el desarrollo de las nuevas tecnologías y su constante evolución, tenemos que ponernos las pilas. Todo va muy rápido. Quien hoy es tu cliente mañana se ha ido a la competencia. Hay que estar constantemente ofreciendo nuevos productos, renovándonos, en continuo cambio para adaptarnos a las nuevas tendencias en ventas, marketing, dirección de empresa…

Las empresas quieren tener presencia en internet, muchas veces no se sabe muy bien para qué o cómo. Y en esta vorágine proliferan especialistas, agoreros, y todo tipo de previsiones que nos lleva a movernos siguiendo la corriente ¡no vaya a ser que nos quedemos fuera!

Situamos al cliente en el centro: «el cliente siempre lleva la razón». Ya no sirven estudios de mercado, segmentación de clientes o productos específicos destinados a un grupo de población.

Con internet todo se globaliza, tus clientes pueden estar en cualquier lugar, puedes encontrar proveedores o socios incluso virtualmente.

El consumidor ha cambiado: está más informado, se mueve más, pregunta a otras personas que ya han consumido tu producto, le gusta conocer cosas nuevas y, en definitiva, ahora es imposible de «controlar».

Y es así como pasamos de un marketing transacional, que se preocupa por satisfacer las necesidades de los clientes, a un marketing relacional, que parte de la convinción de que satisfacer al cliente es una obligación, y que va más allá de la consecución de la satisfacción del cliente, buscando la complicidad: entusiasmar. De ahí que hablemos de One to One por el que el marketing se ocupa de desarrollar relaciones personalizadas, cliente por cliente, como individualidades únicas con necesidades, intereses y deseos únicos.

Y es por esto que se ponen en marcha estrategias de marketing innovadoras, múltiples, ingeniosas, todas ellas dirigidas a impactar, a conectar con los consumidores, a ofrecerles experiencias inolvidables.

Así las cosas, y sabiendo lo cambiante e infiel que puede ser tu cliente actualmente, ¿nos dirigimos hacia un marketing no ya dirigido a cada persona en concreto sino a cada necesidad o deseo de compra en concreto? ¿acabará el neuromarketing convirtiéndose en la tendencia imperante entre los profesionales?

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